lunes, 31 de enero de 2011

TIM HECKER - RAVEDEATH, 1972


TIM HECKER


RAVEDEATH, 1972

Kranky

Ambient espiritual.




Reconozco que me emociono cada vez que tengo que hablar de un disco de Tim Hecker. No conozco nadie en activo con la capacidad de evocar en mi interior tantas emociones a través de la música. Su capacidad para rescatar de lo más profundo de mi mente recuerdos perdidos e imágenes olvidadas es apabullante. Su música es adictiva, hiriente, perturbadora. Sin embargo, nunca antes había sido más cierta la expresión de que enfrentarse a una nueva obra de este maestro canadiense del ambient es "una experiencia religiosa".

Pero perdónenme, me estoy yendo por las ramas, así que empezaré el análisis del disco y para ello comenzaré por abordar el tema visual y conceptual del mismo, es decir, la portada, esa portada.

Para la elaboración de la misma, Hecker se basa en el primer lanzamiento de piano realizado por alumnos del M.I.T (Instituto tecnológico de Massachusetts), que con dicho acto simbólico pretendían marcar el fin del periodo de clases y la despedida de los alumnos tras acabar sus estudios. El primer lanzamiento se llevó a cabo en 1972, reflejada perfectamente en la fotografía en portada, y se sigue haciendo cada año. El tema inicial del álbum, "The Piano Drop" hace alusión directa a este acto. Sobre los nombres de las canciones y/o suites, Hecker comentó que no supo exactamente cómo se le ocurrieron, sino que salieron de su interior manifestándose como si un fantasma le hubiese tomado los dedos para escribirlos.

Dicho esto, me desahogaré diciendo que no creo haber visto en mucho tiempo una cover, un concepto artístico-musical y unos títulos para el álbum y pistas tan bellos e intrigantes como los que contiene este disco. Simplemente de los mejores que he visto nunca.

‘Ravedeath, 1972’, es el 6º álbum oficial de Tim Hecker (sin contar colaboraciones, y demás historias). Para su grabación decidió trasladarse a una iglesia de Reikiavik y contar con la ayuda en la producción de otro que también se las trae, Ben Frost, un crack donde los haya que ya ha firmado dos obras esenciales de electrónica moderna: ‘Theory of Machines’ y 'By the Throat'. Con la ayuda de un órgano de iglesia como instrumento estrella, el álbum es el resultado de las sesiones en vivo entre improvisaciones en 24 horas de intenso trabajo en dicha iglesia.

‘Ravedeath, 1972’, se compone de un preludio, tres suites que son claramente el tronco de la obra y tres canciones de transición. "The Piano Drop" comienza con una distorsión saturante que casi no nos permite escuchar la melodía principal, una lucha en la que ambas se van interrumpiendo irremisiblemente. Ciertamente los comienzos de los discos de Hecker son uno de sus fuertes y éste no decepciona. Entramos en la primera suite "In the Fog", suave, entre sintetizadores y el órgano de iglesia, diluyéndose en la bruma mientras suenan martillazos en teclas de pianos y constantes notas invertidas a nuestro alrededor. Hecker suena más oscuro, no tan denso, jugando más con el silencio y la insinuación. El 2º acto entra tímida, entre amagues, cobrando protagonismo absoluto el órgano de tubos: "In The Fog II" es como escuchar Arvo Part perdido entre drones místicos. Adoro esta canción.

Tras esta suite aparece "No Drums" que, al igual que "Analog Paralysis, 1972" y "Studio Suicide, 1980" son bellos tracks ambient aunque, como advertía antes, marcadamente instrumentos de transición entre las diferentes suites que conforman el álbum, algo que para mí es el mayor elemento a reprochar a este disco, una mancha que se perdona desde el momento que comienza a sonar "Hatred of Music", clímax absoluto del trabajo, una de las mejores composiciones que nos haya entregado nunca el genio canadiense. En verdad no tengo palabras para describir esta maravilla, que más que una canción es un pulverizador de almas, así que ni lo intento.

El álbum se cierra que la 3ª suite, "In The Air", en la que mejor se nota ese proceso de improvisación durante la grabación en la iglesia islandesa. Las notas de piano, las guitarras tratadas, los órganos aquí fluyen abiertamente como si de free ambient se tratase. Es un descenso progresivo a la tierra tras alcanzar el cielo, con momentos extremadamente bellos. Un final acorde a una obra magna.

No me cansaré de decir que Tim Hecker es único, que es un genio de nuestro tiempo, un investigador de la psique humana y una de las personas más importantes dentro de la electrónica (y la música en general) de la última década. ‘Ravedeath, 1972’ que desprende talento por todos sus poros, una obra fascinante, aplastante. Escuchar este disco es casi como entrar en éxtasis.

LO MEJOR: El diseño de portada, el nombre de los tracks, el arte conceptual, el prólogo y las tres suites. Vamos, casi todo.

LO PEOR: Pese a mi entregada crítica 'Ravedeath, 1972’ posee momentos dispersos en intrascendentes, que sufren el mal de la improvisación y que evitan que le dé un soberano 10 a este disco.

UNA CANCIÓN: "Hatred of Music I & II".






...OTROS ÁLBUMES DE TIM HECKER



HAUNT ME HAUNT ME DO IT AGAIN
Alien8
2001


Tras sus escarceos con el minimal bajo su proyecto Jetone, Tim Hecker da un salto exponencial con este evocador debut (bajo su nombre) donde ya marcó claramente la pauta a seguir en sus siguientes trabajos, a saber, ambient paisajista, drones enigmáticos y mucha oscuridad. No se engañen con la portada, más que una panorámica de edificios debería aparecer algún paisaje polar porque este disco es frio como el hielo. Puede que hoy escuchar ‘Haunt Me…’ no cause impacto, pero hace 8 años dejarse llevar por la abstracción de "Music for Tundra", escuchar la guitarra distorsionada de "The work of art in the age of Cultural Overproduction" no tenía precio. Buen comienzo.



RADIO AMOR
Mille Plateaux
2003


La popularidad y las grandes críticas llegaron gracias a su 2º álbum, cosechando grandes elogios en Pitchfork y otros medios especializados, y presentaba a un Hecker con un mayor conocimiento y manejo en las labores de producción. ‘Radio Amor’ es la crónica de un viaje sin rumbo a través de inabarcable océano. Hecker da mayor relevancia al piano en sus composiciones ("I'm Transmitting Tonight") y las canciones se vuelven más densas e indescifrables, enmarcadas entre drones de guitarras y crepiteos eléctricos. Tim Hecker se vuelve especial, su estilo es personal y evocador ("7.000 Miles" está a la altura de muy pocos), pero está aprendiendo aún y sabe que puede dar mucho más.



MIRAGES
Alien8
2004


Unas farolas tiñen de intensos brochazos verdes una noche inquietantemente oscura. Las portadas de Hecker nos dicen mucho de lo que encontraremos en el interior de sus álbumes. Fogonazos sonoros en el crepúsculo de una urbe decadente. Guitarras distorsionadas hasta el extremo, bruma drone, inquietud minimalista... ‘Mirages’ es un disco enfermo, disperso y menos inspirado que sus dos anteriores trabajos, acusando la falta de frescura de algunos de sus temas. Hecker hizo bien en poner "espejismo" a este álbum, porque es difícil encontrar fallos en una discografía tan sólida. ‘Mirages’ no es la excepción, pero sí es su disco más irremediablemente autista. Hecker se ha perdido en la noche.



HARMONY IN ULTRAVIOLET
Kranky
2007


El debut de Tim Hecker con kranky supone una de las obras maestras más excitantes e influyentes de la música electrónica, toda una exhibición de portento compositivo, apabullante desde su comienzo con la maravillosa "Rainbow Blood", con la que se abre y se cierra el disco, los minutos antológicos de "Chimeras", los bucles infinitos de "Dungeoneering" o la saturación noise de "Whitecaps of White Noise". ‘Harmony in Ultraviolet’ es ambient poético, donde cada drone, cada teclado, cada nota de guitarra procesada es una sílaba dentro de un verso inmortal e hiriente. Capas y capas de emocionante ambient épico. Hecker ha parido una obra orgánica, nostálgica, emocionante.




TIM HECKER & AIDAN BAKER
FANTASMA PARASTASIE
2008


Interesante colaboración con su compatriota Aidan Baker, (ARC o Nadja) en el que se adentran en el farragoso terreno de dark drone. Hay momentos interesantes, como "Phantom on a Pedestal", donde el noise culmina en unas bellas notas de órganos, o "Hymn to the Idea of Night" , que recuerda irremisiblemente a los momentos más épicos de la obra de Hecker. El disco gana más cuando la propuesta se inclina en la balanza de Hecker que cuando se inclina hacia el lado de Baker, pero claro, yo no soy la persona más indicada para decirlo. Juzguen ustedes mismos.




AN IMAGINARY CONTRY
Kranky
2009


Muchos tacharon este disco como continuista y sinceramente les doy la razón. ‘An Imaginary Country’ continua la excelencia demostrada en su anterior trabajo, repite el formato de obra cíclica y vuelve a dar en el blanco con otra obra atemporal y desbordante. Si en ‘Harmony in Ultraviolet’ llega a su cota de sofisticación sonora, con este álbum consigue llegar al culmen emocio-conceptual. Hecker crea su país imaginario como su de un Saint-Exupéry moderno se tratase, a golpe de sintetizadores mágicos y con la acertadísima inclusión del melotrón en gran parte del metraje. "100 Years Ago" comienza un viaje bucólico a través de la mente de Hecker, en el que el oyente cierra los ojos dejándose llevar por postales sonoras que conforman cortes antológicos como "Sea of Pulses", "Borderlands" o "Paragon Point". Hecker es el más grande.

1 comentario:

Federica dijo...

First of all, I loved your review: it perfectly suggests the whole mood of the album that we're going to listen to very soon!

Second question: where did you find the album? I'm looking for it these days but I've not been lucky yet, and I'm going to write down my review....

Thanks for all
Federica