sábado, 3 de enero de 2009

ESQUIMALES FAVORITOS 2008 (DEL 11 AL 20)

11. DEATH CAB FOR CUTIE "NARROW STAIRS"


Sí, sé que es un recurso torpe y recurrente, pero podríamos decir que DCFC han sacado su “Kid A” particular. Tras el regusto amargo que nos dejó aquel Plans, posiblemente hartos de que la gente pensara que eran sólo un grupo de pop meloso, han conseguido desquitarse pariendo una obra poliédrica, impactante y experimental.

No llegan a la altura de Transatlanticism (2003), pero Narrow Stairs consigue cotas muy altas en gran parte gracias a temas tan redondos como “I Will Possess Your Heart”, “No Sunlight” o la fuerza rockera de Your New Twin Size Bed”.

Al fin y al cabo, que DCFC acaben electronizándo y distorsionando su discurso sí parece un paso lógico en la evolución del grupo, en contra de la preocupante tendencia a pop más convencional. Sin duda hemos recobrado la confianza en ellos.




12. MOGWAI “THE HAWK IS HOWLING”


Mogwai han pasado de moda, al igual que el post-rock. Por eso para esta nueva obra los escoceses ya ni siquiera se molestan en cambiar la estructura conceptual del álbum, ese modus operandi que marcaran allá por 2001 con el reverenciado Rock Action (Pias, 2001).

Uno sabe desde el primer minuto como va a ir desarrolandose el disco: serán 10 cortes… con crescendo inicial… final épico… ¿Inmovilistas? Puede, pero también es cierto que The Hawk is Howling conjuga en una hora casi todos los logros de sus antecesores. La fuerza de los teclados en “I´m Jim Morrison I´m Dead”, la ira de “batcat”, ese laberinto jazz que es “I Love You, I´m Going to Blow” o el fiero epílogo final con “The Precipice”.

Puede que ya no sean modernos o puede que los tachen de repetitivos. Da igual. Mientras saquen discos tan sólidos como éste pueden decirles lo que quieran.





13. SUN KIL MOON “APRIL”

El segundo álbum de Mark Kozelek con Sun Kil Moon es otra excelente joya de rock descelerado y meláncolico marca de la casa. No hay demasiada diferencia entre lo que April nos ofrece y lo que podríamos encontrar en su etapa al frente de Red House Painters y eso es ya una gran noticia.

Siguen los desarrollos instrumentales ricos en detalles, aunque excesivamente largos (a veces terminan por resultar anodinos, es cierto), los versos plañideros, el slowcore de academia y, ante todo, las grandes canciones.

“Lost Verses” suena a clásico instantáneo, sobre todo gracias a su magnifico epílogo final, la guitarra acústica de “Lucky man” se adhiere a tu mente como una droga fatal.

Además April nos regala algunas sorpresas, como la colaboración de Will Oldham en dos cortes. ¿Quién da más?






14. PETER BRODERICK “FLOAT”


Este joven de Porland, residente en Dinamarca y violinista del grupo Efterklang, ha sorprendido a propios y extraños editando dos obras de gran calado este año: Home y Float, la que nos ocupa.

Si en la primera nos propone pequeñas miniaturas de folk agreste, en el segundo asume su rol multiinstrumentista, para crear una pequeña sinfonía paisajística de hondo calado emocional.

Broderick demuestra ser un excelente pianista, además de violinista. Sus canciones duelen (“A Glacier”) y emocionan (“Another Glacier”). Se nota la influencia de su estancia europea en algunos cortes, como “A Snowflake” donde la mandolina desprender un aroma balcánico adorable.

Gente como él y Owen Pallet están destinadas a cambiar el mundo. Cualidades tienen.







15. JAMES BLACKSHAW “LITANY OF ECHOES”


Juventud, virtuosismo e intensidad. James Blackshaw lo tiene todo para triunfar. Capaz de crear con su guitarra de 12 cuerdas atmósferas minimalistas dignas de los más grandes en este campo (Mertens, Nyman, Reich…), Blackshaw es una brisa de aire fresco dentro del panorama folk.

“Gate of Ivory” y “Gate of Horn”, enmarcan entre bucles superpuestos de pianos, 4 pequeñas joyas de folk inquieto e instrospectivo. Este chico de tan solo 21años tiene un gusto exquisito para construir melodías inolvidables, capaces de ponerte la piel de gallina. El crescendo final de “Past Has Not Passed” es buena prueba de ello.

¿Folk contemporánea? ¿New Age? ¿Hece falta ponerle etiquetas a tanta belleza?







16. ELBOW “THE SELDOM SEEN KID”


Si hay algo que ha caracterizado a la barda británica liderada por Guy Garvey desde su debut de 2001, son la coherencia y el buen gusto. La capacidad de la banda para firmar baladas intimistas es innegable. No hay duda que el motor de Elbow rinde mucho mejor a revoluciones lentas, entre estribillos atercipelados que entre los acelerones pop del mainstream británico.

En ese sentido The Seldom Seen Kid consigue un equilibrio entre estas dos facetas que no se repetía desde aquel Asleep in The back (V2, 2001), por el momento su obra cumbre. Este año han sido galardonados con el Mercury prize. Esperemos que no se les suba mucho el premio a la cabeza. Si algo no necesitan el que el aplauso fácil se les suba a la cabeza. Si no, miren cómo ha acabado Bono.






17. WOLF PARADE “AT MOUNT ZOOMER”


Difícil segundo álbum de Wolf Parade, tras el excelente Apologies to Queen Mary (Sub Pop, 2005).

Los canadienses convierten cada minuto de At Mount Zoomer en un continuo tour de force donde cada estribillo y cada melodía coquetea peligrosamente entre lo irritante y la brillantez. Estamos ante el disco “difícil” del año, capaz de arrancar aplausos como gestos de irritación constantes.

Choca que hayan sacrificado la frescura de su debut en pro de una mayor elaboración musical, pero cuando escuchas temas como “California Dreamer” y “Fine Young Cannibals” sientes que todo ha valido la pena.


Wolf Parade a firmado una obra desbordante, con todo lo que eso pueda conllevar.




18. MY MORNING JACKET “EVIL URGES”


De acuerdo, Evil Urges no es Z (ATO, 2005). ¿Y qué? Contiene suficientes canciones como para creer que hay futuro para la banda de más allá del disco que los catapultó de manera irrevocable al Olimpo de las mejores bandas americanas del momento.

Como digo, el problema de este álbum no son las canciones, sino el exceso de ellas. La necesidad constante de sorprender a cada corte y de tocar tantos palos desvirtúan un trabajo notable, que recuerda en sus logros y fracasos al Sky Blue Sky (Nonesuch, 2007) de Wilco.
Pese a sus defectos (cierto tufillo inquietante de AOR) la balanza se inclina claramente a favor de esta gran banda, gracias a un disco conceptual donde tiene cabida el soul ("Thank You Too"), folk ("The Librarian"), funk ("Highly Suspicious"), disco pop ("Good Intentions"), hasta rematar la hazaña con una de las cotas más altas del grupo con "Look at You".





19. PONY BRAVO “SI BAJO DE ESPALDAS NO ME DA MIEDO Y OTRAS HISTORIAS”

El secreto mejor guardado del rock nacional se esconde entre las estrechas calles del centro de Sevilla. El debut de Pony Bravo, grupo nacido de las cenizas de Reno Child, es probablemente uno de los más originales que han surgido en el panorama nacional desde los de Manta Ray o Sr. Chinarro.

Sobre una propuesta marciana donde tienen cabida en rock lisérgico de los 60s, el folklore coplero andaluz, el western almeriense, algo de reggae descarado y mucha pose punky se alza la inmesa voz de Daniel Alonso, un Jim Morrison moderno, firmando algunos de los versos más descarados del año.
Lo siento Antonio Luque, pero este año has perdido. Ha nacido un caballo desvocado.






20. VAMPIRE WEEKEND “VAMPIRE WEEKEND”

Estamos ante el disco hype de la temporada, el bastión indie de 2008.

La fórmula es sencilla, original y oportunista: pop alegre, teclados retros, ritmos desenfadados, letras directas y un poco de mestizaje africano por aquí y por allá. Y es precisamente todo esto lo que convierte a la banda newyorkina en una de las poquitas bandas que parecen oxigenar un año saturado de mediocridad. No ocultan sus influencias (Peter Gabriel, Paul Simon, Talking Heads) y eso les honra. Y por si fuera poco nos obsequian con un puñado de canciones de esas que no sabes muy bien por qué pero no puedes parar de tararear mientras agitas tus miembros al son de su ritmo.

Escuchen “M79”, “Cape Cod Kwassa Kwassa” o “Walcott” y si no les enamoran es que están secos por dentro.



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