lunes, 17 de marzo de 2008

PORTISHEAD "THIRD" (Mercury/Island)

Mucho hemos tenido que esperar, nada menos que once largos años, para escuchar el nuevo álbum de estudio de una de las bandas más importantes de Trip Hop del planeta.

Ha llovido bastante desde que en 1997, tras publicar su 2º álbum de estudio, abandonaran la primera línea dentro del ámbito musical, aunque de propina nos dejaron aquel inmenso directo en NYC editado un año después. Durante todo ese tiempo hemos tenido la oportunidad de ver como el sonido Bristol pasaba de ser “el no vas más” de la época a acabar asociándose con cansinos recopilatorios del todo a 1 Euro o a música ambiente para anuncios de automóviles. Además la gran mayoría de los Iconos del Trip Hop están desaparecidos, viviendo del cuento o evidenciando graves muestras de gripaje musical (el caso de Tricky es ciertamente sonrojante). Todo este ambiente no hacía sino levantar más aún cierta expectación y escepticismo acerca de tercer trabajo de Portishead, si seguirían el camino descendente de muchos de sus coetáneos o si podrían estar a la altura de lo que se espera para los creadores de unos de los discos más importantes de los 90s: Dummy (Go Beat, 1994).

A medida que se dilataba la publicación del nuevo disco aumentaban las dudas y los rumores (como la leyenda urbana de ese falso “Alien” que nunca perteneció a Portishead y que aún creo que circula por la red”). El propio grupo parecía entorpecer la creación de la obra poniendo el listón tan alto al nuevo sonido de grupo que ellos mismos no parecían encontrar salida a las canciones, lo que provocó que decidiesen regrabar desde cero el nuevo material, para crispación de los fans. Incluso Beth Gibbons se adelantó con la publicación de su notable debut Out of Season (Go Beat, 2002), a medias con Paul Webb, alias “Rustin’ Man” (miembro de Talk Talk).

Al fin, a finales de 2007 y tras reponernos de la bromita de la banda que anunciaba en su Myspace que volvían a borrar lo grabado hasta el momento por “ser una mierda”, la banda anunciaba la finalización del álbum, Third, así como su primera esperada aparición en ATP Festival y una gira mundial.

“No escribimos para vender. Si solo vendemos diez copias, si sabemos que ahí fuera hay diez personas interesadas en lo que hacemos, nosotros seguimos”. Estás palabras de Utley hace 11 años cobran especial relevancia ahora, a medida que el oyente se adentra en la nueva propuesta de Portishead.
Third es una obra arisca, difícil, que no recompensa al oyente durante las primeras escuchas sino que lo hunde en un estado de absoluto desasosiego y decepción. Uno tiene la sensación de encontrarse perdido en un laberinto en una noche cerrada sin salida cercana visible . A pesar del arrebatador inicio con “Silence” y su adictiva percusión tribal, el crescendo orquestal final culminado en un clímax interrumtus no crea sino cierta desorientación, que no hace sino acentuarse más en los siguientes cortes del álbum. Así, llegará “Hunter” y su exasperante languidez retro (cercano al sonido del grupo Broadcast), entre secos acordes de una guitarra acústica junto a pequeñas miniaturas de psicodelia sesentera, que aún se acentuarán más en “Nylon Smile”, de oscurosísimo ritmo casi ritual a cargo de Geoff Barrow y destellos dispersos a la guitarra de Adrian Utley. “The Rip” entra en escena como una balada folk para desembocar luego en terrenos colindantes con el krautrock, rescatando del olvido teclados que no se escuchaban desde las obras de NEU! Los destellos del pasado salen a la luz de forma más evidente en “Plastic”, mucho más cercana al sonido brístol, recuperando el dramatismo lírico que Gibbons desató en Portishead (Go Beat, 1997) y donde las ásperas percusiones se funden con sonidos industriales y destellos electrónicos.

“Deep Water”, una sorprendente balada al banjo que nos transporta al soul de los años 20 sirve de nexo de unión entre los 2 pilares fundamentales del disco: “We Carry On” Y “Machine Gun”. En la primera, un ejercicio musical brillante capaz de cohesionar en el mismo espacio la maquinaria sonora de las grandes bandas de los 60 (Jefferson Airplain, por poner un ejemplo) y las cenizas de Joy división (Utley se reserva una de las cotas del disco con unos solos de guitarra que parecen robados de las sesiones de Closer); mientras que la segunda se adentra en la electrónica minimal más experimental (Nine inch Nails, Autechre o ¡incluso Tangerine Dream!), ofreciendo el corte más autista que haya firmado la banda en toda su carrera (y además es single adelanto, hay que tener mucho valor).

Tras el arrebato incontenido de psicodelia - las influencias a los años sesenta marcan todo el disco- de la que hace gala la exuberante "Small", la sombra de Dummy se vuelve alargada al llegar a la concesión más comercial del álbum con "Magic Doors", como ocurriese antaño con “Glory Box” o “Only You”, aunque no tan acertadamente cercana. El álbum lo cierra “Threads”, otra balada psicotrópica llena de rabia contenida que Gibbons desata en un tan final arrollador al principio como tenebroso al final. No puedo imaginar mejor forma de cerrar un álbum.

En verdad, se nota mucho que tras Third hay un trabajo arduo por parte de una banda inglesa, decidida a alejarse de cualquier convencionalismo del que otros coetáneos han hecho gala en los últimos años. Third es áspero, poliédrico, distante en distancias cortas y sin embargo está dotado de alma propia, de una magia hipnotizante en la que cada una de las canciones son pequeñas piezas de absoluta belleza dentro de un puzzle fascinate. El sonido de Portishead ha mutado, ha renacido desechando gran parte de su legado para abrir caminos paralelos igual de sugerentes. Con una Beth Gibbons estelar, Geoff Barrow inmerso en la densidad de nuevas texturas y Adrian Utley en un contenido y meditadísimo segundo plano, Third se alza como la obra definitiva de Portishead, una bofetada de nueva historia imperecedera dentro de una banda capital, que ha valido la pena esperar.

Apabullante.

LO MEJOR: Que es tan bueno como sus predecesores, si no más.

LO PEOR: Sin falta de gancho inicial. Darse uno cuenta de que ya tenemos el disco del año y no hemos llegado a Abril.